Suerte y acierto, compañero Alberto

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SUERTE Y ACIERTO COMPAÑERO ALBERTO

Este artículo coincide temporalmente con muchos acontecimientos de los que debería escribir. Como parlamentario al cumplirse un año del nuevo gobierno en la Junta de Andalucía, debería hacer balance de lo que ha significado para Andalucía el cambiazo en la administración que concentra la mayoría de competencias que nos afectan a todos y todas. Cambiazo que no es cuestión de opinión es abrir los ojos y ver cómo en sólo un año se ha deteriorado, aún más (y eso si que es difícil) servicios públicos como la sanidad, la educación, los servicios sociales en los que se sustenta el estado de bienestar.

Un año en el que el Parlamento Andaluz ha servido de caja de resonancia de los bulos, el odio al diferente y el enfrentamiento entre iguales de un grupo de ultraderecha que reniega de la autonomía andaluza y que este gobierno no sólo normaliza, sino que, en esa continua pugna para ver quien representa a la derechita valiente, hace suyos retrocesos importantes en materia de derechos y libertades en nuestra tierra.

Un año en el que mientras se eliminan educativas, se colapsan las urgencias y se cierran plantas de hospitales, se reduce en un 30% las ayudas a la población en riesgo de pobreza severa, se elimina el observatorio andaluz de violencia de género y un largo etcétera, hemos asistido a un episodio más de la espectacularización de la política. Los de ahora no cuestionan las bases económicas del pasado que ocasionan desigualdad, pobreza, despoblación… sino que se basan únicamente en los errores, que no son pocos, del pasado para generar titulares grandilocuentes con los que tapar que ni son alternativa, ni se les espera que lo sean.

Por su puesto que también tendría que escribir sobre la nueva etapa que se abre con la investidura del primer gobierno de coalición en España, en el que se rompe un techo de cristal, 80 años después, veremos a ministros y ministras a la izquierda del PSOE. Una etapa de esperanza para la mayoría social de nuestros país, para quienes va dirigido el acuerdo político que sustenta dicho cogobierno y que como pudimos ver en el debate parlamentario va a contar con la oposición a ULTRAnza de la derecha de este país que compite para ver quien es la mejor heredera del fascismo, a pesar que esas posiciones a algunos le hayan costado más de 40 diputados en tan solo medio año.

Claro que tendría que escribir sobre ello, sobre que la investidura no deja de ser una victoria del campo democrático frente al polo reaccionario y su retórica guerracivilista (basta sólo recordar los llamamientos al “tamayazo” o las llamadas a la intervención del Ejercito contra la decisión de la mayoría parlamentaria) y alarmista: ¡Qué vienen los comunistas!. Sí esos mismos comunistas sin los que no se entendería la democracia en este país, esos que dieron su vida en años de dictadura por la defensa de la libertad, la misma que les posibilita a algunos a usar el altavoz que hoy en día pueden utilizar. Estaría obligado por todas las rotativas que están saliendo denostando todo ello, de hacer un alegato que pusiera negro sobre blanco lo que el Partido Comunista, en este país, ha significado para la clase obrera, siempre en la vanguardia de la defensa de las libertades, la igualdad y la fraternidad.

Pero claro, no todos los días un compañero, un camarada, un amigo es ministro, por ello, este artículo tiene un único fin desearle a Alberto suerte, fuerza y acierto en esta nueva andadura.


 


 

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