Izquierda Unida organiza para el próximo domingo la “Ruta de Memoria Democrática: Territorio de maquis en Sierra Blanca”

La salida tendrá lugar el domingo 7 de abril a las 10:30h desde Nagüeles y tiene como objetivo recuperar la memoria y la historia de los vecinos y vecinas de la Costa del Sol que se refugiaron en los montes de Sierra Blanca tras el golpe de estado de 1936 para huir de las represalias franquistas

La Asamblea Local de Izquierda Unida ha organizado para el  próximo domingo 7 de abril una ruta senderista en el entorno de la Mina de Buenavista que bajo el título “Ruta de Memoria Democrática: Territorio de maquis en Sierra Blanca” pretende recuperar “la historia silenciada de los vecinos y vecinas de Marbella y municipios colindantes que tras el golpe de estado de 1936 se refugiaron en Sierra Blanca para huir de las represalias franquistas”. La ruta se enmarca dentro de las actividades del mes de abril, mes de la proclamación de la II República, mes de la Memoria.

“Una historia silenciada que debe recuperarse”, así, desde la formación de izquierdas se pedirá “que el lugar y senderos recorridos por aquellos grupos de hombres y mujeres sean considerados como Lugar de Memoria Democrática”, y que el Ayuntamiento de Marbella “reconozca la memoria de estas personas y de sus familias”.

Como detalla la historiadora Lucía Prieto “El avance del ejército franquista hacia Málaga dejó a su retaguardia grupos armados que una vez, tomada Málaga no quisieron o no pudieron pasar a la zona republicana. Entre enero y febrero de 1937 se quedaron ocultos en Sierra Blanca y en los alrededores de pueblos como Ojén, Coín, Guaro y Monda. Más al oeste, en Sierra Bermeja y en las proximidades de Casares quedaron reductos de las columnas que combatieron en la Sierra de Ronda”. 

“Estos grupos a diferencia de los que quedaron en la zona oriental de Málaga no llegaron a constituir una guerrilla organizada. Su ocultamiento obedeció a la necesidad inmediata de salvar la vida ante la amenaza del ejército de ocupación. En un primer momento quedaron a la espera de retomar la huida o volver a los pueblos pero la desmesura de la inmediata represión sobre los vencidos los disuadió eligiendo la semicladestinidad”, abunda Prieto.

“Los hombres que se ocultaron, huían de unas represalias que sabían ciertas por su pasado político y por su militancia sindical. Hasta el fin de la guerra, algunos creyeron que sería un exilio pasajero. Frente a los dirigentes políticos y sindicales que en la mayoría de los casos pasaron a la zona republican y no se plantearon la posibilidad de regresar muchos de los que estaban en la sierra habían regresado a su entorno original o no llegaron a marcharse porque no se sentían vinculados al ejercicio de la violencia Para otros el ocultamiento fue la negativa a la derrota. Ello explica la opción de algunos hombres sobre los que no pesaba ningún cargo de permanecer en el espacio de libertad que era la Sierra. Otros, sabían que no podían porque sobre ellos pesaban la denuncia de una intervención directa en la represión republicana”, recuerda la historiadora. 

“Quienes vivieron en la mina de Buena Vista no eran delincuentes comunes sino hombres y mujeres de ideas y de pensamiento, vencidos, que optaron por seguir cerca de sus familias y de su pueblo esperando una victoria redentora o la clemencia en la derrota”, concluye Prieto.