Que será. Pronto será.

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Una explosión.

Ayer fue Lunes de Pascua, pero me pregunto si nuestro Señor no se habrá arrepentido de volver. Hace dos años que empezó la Gran Guerra, y no es hasta hoy que Dublín parece un polvorín.

Hace rato que he despertado; más bien, que soy consciente de que he pasado toda la noche sin dormir. Es imposible hacerlo; cada vez que entorno los párpados, escucho una bala o un cañonazo a pocos metros de mi ventana. Aunque tengo la suerte de tumbarme sobre un lecho, la luz del fuego me recuerda que debo mantenerme despierta. Como ellas... Me levanto y me dirijo a asearme con prontitud. Las ojeras se me tornan violetas, pero eso no importa; no tengo tiempo para eso.

Es difícil moverse por esta casa sin que el suelo se queje; pese a las nobles maderas que lo cubren, nada escapa a la humedad en este lugar. El señorito no suele hablar mucho conmigo, pero lleva unos días demasiado silencioso. Ayer estuvo todo el día arrastrando las babuchas al límite de las ventanas, como queriendo ver, sin ver. Quizás sea; queriendo ver sin ser visto. No sé si es temor, ira, o expectación. Pero, ¿qué va a saber una muchacha como yo?

El cristal de mi ventana ha retumbado.

Desde aquí, las veo a ellas. Organizando los medicamentos, cosiendo la piel de hombres que parecen chiquillos; azuzando el fuego que alimenta estas tripas… Son hermanas irlandesas, pero también, escocesas, alemanas… Las veo a ellas, gritando a hombres y disparando a hombres, que yo ahora llamo demonios. Que me perdone el señor, pero cada vez que una bala golpea la fachada del Hotel Shelbourne, a mí se me escapa un Go raibh maith agat.

¿En qué me equivoqué? Desde chiquilla he sido curiosa y me he esforzado por aprender mi lengua, pese a existir grandes dificultades para ello. Siento que esta isla es nuestra y solo nuestra, y que los que llevan cinco días pegando tiros persiguen la misma causa que yo, pero… imagino que no todas podemos coser heridas ni acertar un objetivo. Sin embargo, el señorito siempre dice que gracias a mis manos es que él sigue vivo. Razón no le falta. Si no fuera por mí, el moho de esta casa ya se nos habría colado en los bronquios.

Ayer por la tarde salí a por papas y zanahorias, y al salir al tranco, vi a un muchacho extrañamente familiar. Su mentón y sus pómulos no eran los de un típico varón. Cuando me saludó y escuché su voz, entendí por qué: Era la misma persona que esa misma mañana había estado bajo mi ventana, ajustándose las faldas como una desconsiderada. A mí me hizo mucha gracia, hasta que vi que, entre faldón y faldón, sobresalía un rifle. No entendía bien qué estaba pasando, así que la seguí con la mirada desde mi ventana. Esa mujer, con esas faldas y ese rifle, se había escurrido como las arañas que prenden de mi techo y había conseguido entrar de algún modo al parque que domina mi horizonte; justo enfrente de la casa en la que vivo. Esa mujer era la misma que ayer por la tarde, vestida de hombre, paseaba por mi calle, justo antes de volver al parque, donde organiza el puesto auxiliar y las cocinas de una trinchera que poco a poco se resquebraja.

Otra explosión. Otro quejido.

Anoche la volví a ver así, vestida con pantalones; esta vez, entre la pólvora. Imagino que es por eso. Ahí dentro, casi ninguna lleva faldas. No me extraña… que me perdone el señor, pero no paro de reírme si me las imagino con esas faldas pegando tiros y enganchándose entre los arbustos del St. Stephen Green Park.

Qué idea tan ridícula… retiro la mirada de este rostro paliducho y me peino rápido. Me visto y salgo a la calle, que desde hace unas horas parece hecha de pólvora. He tenido que cubrirme la boca con un paño; esto es peor que el moho. Al otro lado de la reja del parque, entre los árboles, veo a esas mujeres cortando cebolla y patatas, y a hombres que no paran de rellenar recipientes. Estoy completamente perturbada; solo a una loca se le ocurriría acercarse aquí, sabiendo que el demonio está lanzando fuego desde el edificio de al lado. Dos soldados ingleses pasan a mi lado. Me miran, me gritan que salga de allí, pero siguen de adelante. Tener el pelo largo y unas caderas fértiles la libran a una de sospecha…

De repente, un zumbido; un temblor y fuego.

Me he caído. El alboroto tras la verja del parque rompe en una estampida; todo el mundo parece correr sin sentido, aunque en realidad, todos saben a dónde dirigirse. Veo a una mujer que protege la pierna de uno de sus pacientes. Mientras yo intento levantarme, otra mujer, armada y de rostro grave, se acerca a la primera, a quien llama Madeleine, y le pide que se retire con todos los heridos. Madeleine asiente. Mientras escucho su voz, mis pupilas se dilatan, reflejando el tizne que flota en el aire: entiendo la mayoría de lo que dicen, aunque hay algunas palabras que no comprendo; simplemente, las he olvidado. El señorito siempre me habla en inglés, y yo, por precaución, así lo hago, también.

La mujer de rostro grave comienza a recoger cosas al mismo tiempo que ajusta la mirada para disparar hacia el hotel, de donde proviene todo este hollín. Cuando se vuelve a girar, me ve a través de los hierros y empieza a correr hacia la cerca. En perfecto gaélico, me dice: “Ve al número 41. Mete todo lo que te quepa bajo las faldas. Nadie sospechará de ti. Por favor. Estaremos en el Royal College. Por favor. Si ves a Nora, dile que estamos allí”.

No tengo tiempo de preguntar nada; ha habido otra explosión y el fuego se acerca. La mujer del rostro serio se marcha y, mientras corre, la veo asentir, casi sonriente. Sabe que la he entendido.

La pólvora flota en el aire.

No solo he entendido lo que me ha dicho. Me recojo las faldas mientras corro más veloz que esas balas. Aún no he llegado, pero el sudor frío que estaba empezando a empapar mi espalda, deja paso a un sofoco que me oprime el pecho. Y entre el frío y el calor; mi corazón, como un caballo.

Alcanzo a ver el 41 y antes de abrir la puerta, veo al señorito, que me mira desde la ventana. Una muchacha, con la cara llena de hollín y que viste pantalones, se acerca por detrás. Miro al señorito, y su sonrisa, llena de una extraña nostalgia, me confirma lo que supe cuando, el otro día, le oí sururrar: Erin go Bragh.

No era temor, ira, ni expectación. Al señorito, como a mí, le inundaba la esperanza.

Que será. Pronto será.

***

El irlandés es la primera lengua oficial de Irlanda, pese a que solo un porcentaje muy pequeño de su población lo habla; a diferencia del inglés, utilizado en todo el país. La preservación de la lengua irlandesa, su utilización y expansión fue uno de los puntos que ayudó a la organización y puesta en marcha del levantamiento de 1916, durante el lunes de Pascua, cuyo principal objetivo era el establecer una Irlanda Independiente del Imperio Británico.

Intentando simplificar un poco el mapa, podemos afirmar que la sociedad irlandesa estaba dividida entre los partidarios de una Irlanda ligada a Reino Unido (unionistas) y aquellos que perseguían la liberación de Irlanda (nacionalistas), ya fuese en forma de monarquía relegada a la corona inglesa, o en forma de república, que asegurara la total soberanía frente al Imperio Británico, el cual llevaba repartiéndose la isla desde el siglo XII. Además, la población irlandesa estaba sufriendo las numerosas bajas de civiles que eran enviados por el gobierno inglés, cuyo presidente era Herbert Henry Asquith, a luchar durante la Primera Guerra Mundial.

El 24 de abril de 1916, diferentes militantes republicanos, de organizaciones como el ICA (Ejército ciudadano irlandés, también referenciado como ICV), o el IRB (Hermandad Republicana Irlandesa; era una organización secreta) unidos a los IV (Voluntarios Irlandeses), los Rifles Hiberneos o los Fianna Éireann (Soldados de Irlanda), formaron el “Ejército de la República de Irlanda” (Conocido como IRA original) y se organizaron en cinco batallones que se situaron a lo largo de diferentes puntos en la ciudad de Dublín, en los que se comenzarían una revuelta con el objetivo de proclamar la República Independiente de Irlanda, un intento que terminó con el asesinato de la mayoría de los cabecillas, y que en un principio puso en jaque al movimiento republicano, pues gran parte de la población civil se opuso al levantamiento, debido al alto de bajas que conllevó.

Sin embargo, la terrible respuesta y gestión que tuvo el gobierno de Inglaterra, permitió la apertura a una nueva lucha contra el Ejército Británico (Guerra de la Independencia 1919-1921), que se cerró con la proclamación de la Independencia de Irlanda a través de un tratado con Inglaterra (1922). Una independencia que seguía teniendo forma de monarquía y supeditaba a la isla a la monarquía británica, lo cual se presentaba como un resultado frustrante para muchos republicanos, que habían realizado tantos esfuerzos. Comenzaría entonces la Guerra Civil de Irlanda, entre aquellos que estaban a favor y en contra del tratado (1922-1923).

Aunque la historia irlandesa sigue recordando a muchas de las mujeres que han marcado su devenir, y su participación se tuvo en cuenta a lo largo de los procesos (imagen), su presencia sigue marcada por el control que los hombres tenían sobre la organización política y más tarde, sobre la propia historia. En cualquier punto de la ciudad de Dublín, encontramos placas, murales o souvenirs dedicados a hombres como James Conolly, Patrick Pearse, James Clarke, Joseph Plunkett o Eamon de Valera, entre otros. Este último, se negaba, por ejemplo, a la participación armada por parte de sus compañeras de batalla.

El papel de la mujer intentó ser relegado a las tareas de cuidado médicos, alimentarios o de transporte. Sin embargo, ya en 1913, un grupo de mujeres se reunieron en el Hotel Wynn´s y un año más tarde, fundarían el Cumman na mBan, ala femenina del movimiento armado de los Voluntarios Irlandeses. Otras mujeres participaban directamente en el ICA o formaban parte de diferentes organizaciones sufragistas o relacionadas con la lengua irlandesa, entre otras.  Muchas de ellas, participaron en el Levantamiento de Pascua.

Además de cocinar y transportar armas y víveres de un punto a otro de la ciudad, cambiándose la ropa según el momento, las mujeres combatientes durante el Alzamiento de Pascua fueron encargadas de capitanear y organizar batallones (Constance Markievicz), luchar en armas junto a sus compañeros, destacando como una de las mejores francotiradoras (Margaret Skinnider), o encargarse de atender a los heridos, como Nora O´Daly, Madeleine Ffrench-Muller y su compañera Kathleen Lynnm, entre tantas otras. Las protagonistas de esta historia jugaron un papel indispensable en este episodio, pese a los intentos de borrarlas de las fotografías (otros niegan dicha intención), como hicieron con Elizabeth O´Farrell, elegida para recorrer Dublín en medio del fuego, entregando las órdenes de rendición en los distintos batallones.

Entre los batallones que lucharon en Dublín durante cinco días, he querido destacar aquel que, dirigido por el Comandante Michael Mallin (IRB) James Conolly (ICA) y Constance Markievicz (ICA), estableció un puesto de lucha en el Parque St. Stephen Green, en la parte sur de a capital irlandesa. Al día siguiente, los ataques lanzados por el imperio británico desde el Hotel Shelbourne, obligaron a los nacionalistas a refugiarse en el Colegio Real de Cirujanos, hasta el domingo siguiente, cuando Elizabeth O´Farrell entregaría la orden de rendición al Batallón de Mallin. Margaret Skinnider fue la única mujer herida durante el alzamiento, mientras luchaba en una misión cerca del Colegio Real de Cirujanos. Sería Nora O´Daly quien le atendería.

Referencias:

[1916 Rebellion Museum] de http://1916rebellionmuseum.com/

[1916 Rebellion Museum], Ekizabeth OFarrell. De http://1916rebellionmuseum.com/1916-easter-rising/elizabeth-ofarrell/

Barri, A. (26 de Abril de 2014) Eirebrushed - the woman 'written out' of Irish history (and why this isn't unusual). The Journal.ie.

https://www.thejournal.ie/eirebrushed-play-1428985-Apr2014/

Moynihan, M. (26 de Mayo de 2020). Margaret Skinnider: from maths teacher to Easter 1916 sharpshooter. Rte.ie.

https://www.rte.ie/brainstorm/2019/0515/1049649-margaret-skinnider-easter-1916-maths-sharpshooter/

Naughton, C. (08 de Diciembre de 2015). Sister in arms during the rising. Independet.ie

https://www.independent.ie/irish-news/sisters-in-arms-during-the-rising-34271183.html

Peña, N. (26 de Junio de 2019). Las mujeres del levantamiento de Pascua. Ctxt. Nº 227.

https://ctxt.es/es/20190626/Politica/26954/Nina-Pena-mujeres-levantamiento-de-Pascua-republica-Irlandesa-combatientes.htm

Skinnider, M. (1917). Doing my bit for Ireland. New York. The Century Co. https://archive.org/details/doingmybitforire00skiniala

Sligo, R. Naughton, C. (11 de Marzo de 2021). No agenda at play in removal of O’Farrell from old photo. Letter Independet.ie

https://www.independent.ie/opinion/letters/no-agenda-at-play-in-removal-of-ofarrell-from-old-photo-40183264.html

 [Women´s Museum of Ireland], Margaret Skinnider. De https://womensmuseumofireland.ie/articles/margaret-skinnider 

 

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