Fitur es la feria internacional de turismo que se celebra anualmente en Madrid. Es un evento en el que ciudades, regiones y países presentan sus atractivos turísticos para atraer a visitantes. Sin embargo, en nuestra ciudad, la situación es un poco diferente. En lugar de mostrar lo que realmente tenemos, parece que nos estamos inventando una ciudad para vender.

Por ejemplo, hemos visto a una familia de clase alta montando en bicicleta en un río idílico, niños jugando en parques futuristas y este año, hasta un representante que se supone que nos representa en Fitur, un consejero de APEMSA, vendiendo nuestra ciudad con un concejal desaparecido.

Pero lo que realmente está sucediendo es que a una ciudad en crisis, todo se le vuelve un problema. Hemos tenido tres días intensos de cenas y fiestas en locales lujosos, todo retransmitido al instante por el as incondicional del gobierno local, el Gran Calleja. No sabemos lo que hemos vendido en Madrid, pero en el puerto sí que nos están vendiendo la moto, y hasta casas palacio.

Es una pena que nuestra ciudad esté siendo saqueada por fondos buitres que buscan especular con ella, vecinos que se van sin opciones habitacionales y una ciudadanía que sobrevive a base de caramelos de las cientos de cabalgatas. Fitur es simplemente un reflejo de este gobierno local, con un marketing vacío de contenido, promesas incumplidas y una ciudad de eterno pan y circo.

En lugar de mostrar lo que realmente somos, parece que nos estamos inventando una ciudad para vender. Es hora de dejar de vender mentiras y enfocarnos en mejorar nuestra ciudad real para que sea un lugar en el que la gente quiera venir a visitar, y no solo para una foto de selfies.