Absolutismo democrático

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  • Publicado:
    19 de Enero de 2024

Nos encontramos inmersos en una dinámica política que despierta más preguntas que respuestas. Un claro ejemplo de ello es la gestión de la ciudad por parte de Germán Beardo, donde la falta de participación ciudadana se manifiesta diariamente de forma tan preocupante que cuestiona los cimientos mismos de la democracia.

Beardo, con su enfoque autoritario, parece creer que el rodillo de la mayoría absoluta le legitima y le es suficiente para gobernar, relegando la participación ciudadana a un segundo plano. Olvida que la democracia y la participación son esenciales para una sociedad equitativa y justa, pero en este caso, se percibe un desprecio hacia estos valores fundamentales. La opinión y la implicación de nuestras vecinas y vecinos en los temas de ciudad debería ser un pilar fundamental, contribuyendo su exclusión a socavar la legitimidad de las decisiones que tome como alcalde.

Las redes sociales, que se han convertido en un espacio virtual clave para la expresión ciudadana, se ven censuradas de forma habitual. Bloqueos indiscriminados y limitaciones a la libertad de expresión por parte del equipo de comunicación del alcalde son señales claras de una democracia coartada. La censura en las redes sociales no sólo limita la capacidad de los ciudadanos para expresar sus opiniones, sino que también crea un ambiente de desconfianza y desánimo que afecta directamente a la participación activa en la esfera política.

Por otro lado también resulta preocupante que, a pesar de que el reglamento municipal y los diferentes reglamentos que regulan los órganos de participación municipales no han sido modificados en este mandato, la capacidad ciudadana de participación haya disminuído de forma palpable.

En los plenos municipales, la situación no es más alentadora. Llevamos varios plenos viendo que de forma unilateral las solicitudes de palabra por parte de diferentes colectivos, como son Marea Blanca o las representantes del colectivo PTIS, han sido relegadas al final de las sesiones cuando han sido solicitadas en tiempo y forma, como si la voz ciudadana fuera una mera formalidad, lo que refleja un menosprecio total hacia aquellas personas que buscan contribuir al debate público.

La falta del fomento o incluso la erradicación de la participación ciudadana por parte de Germán Beardo es un problema que no podemos ignorar. La democracia y la participación ciudadana son derechos que deben ser protegidos y fomentados, poniendo herramientas al servicios de nuestras vecinas y vecinos para que sean partícipes de forma activa del día a día de nuestra ciudad de una forma real.

 

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