Oímos muchas veces, desde diferentes tribunas, que tenemos que defender los servicios públicos. También oímos, desde otras tribunas generalmente diferentes a las anteriores, que pagamos muchos impuestos y hay que bajarlos. Otras tantas veces escuchamos que lo privado funciona mejor que lo público.

Pero ¿qué es lo que de verdad importa? Nunca hay una verdad absoluta a nada pero lo que sí hay son certezas. Los servicios públicos, esos servicios que se han ido construyendo y conquistando desde abajo para que todas y todos, sin distinciones, disfrutemos de una vida digna y tengamos las mismas oportunidades son nuestro mayor tesoro. Y es una certeza. Gracias a ellos toda persona, independientemente de su situación económica, de dónde provenga, de su raza o de su condición, va a tener las mismas oportunidades. Nos igualan. Y eso, en esta sociedad del "sálvese quién pueda" es un salvavidas.

Pero estos servicios públicos no son entes abstractos que nacen, crecen y mueren por ciencia infusa. No son recursos infinitos per se, hay que cuidarlos, mimarlos, desarrollarlos y dotarlos de contenidos, tanto de materiales como humanos. Y ¿cómo conseguimos que servicios públicos como son la sanidad (que vayas al hospital, te ingresen, te curen y vuelvas a casa sin haber pagado nada), la educación (que te enseñen a leer, escribir, pensar, reflexionar, sumar, comprender... Sin que te cueste un euro), que las calles que pisamos todos los días estén en buen estado,, etc, etc, se mantengan? Pues aportando todas y todos, de forma colectiva y progresiva, donde quien más tiene aporte más que quienes menos, para que así nadie se quede atrás.

Sin embargo, como hemos dicho al principio, hay quienes piensan, desde sus tribunas llenas de privilegios, que esto no debería ser así, que el modelo de sociedad debe a sentarse sobre las bases del "si puedes pagarlo, bien, sino no es problema mío". Y este discurso es el que tenemos que combatir todos los días. No podemos permitir que la idea de una sociedad individualizada, donde lo colectivo, lo común, lo de todas y todos no tenga cavida, siga implentándose.

Esto no va del "y tú más", no va de prostituir la palabra libertad amurallada en privilegios, si no de seguir construyendo una sociedad donde que lo que importa es que todas y todos empecemos los retos con las mismas posibilidades.

Este sábado, 25 de marzo, cientos de personas saldremos a defender esto, a defender lo público, lo de todas y todos, lo que de verdad importa, ¿te vienes?