En el marco del Día Internacional de la Nieve, Izquierda Unida de Granada insta a la compatibilización de la práctica de los deportes invernales con la protección de Sierra Nevada. El partido político argumenta que la estación de esquí, gestionada por Cetursa con participación mayoritaria de la Junta de Andalucía, pone en peligro el ecosistema único de este paraje, que cuenta con seis figuras de protección medioambiental.

La Reserva de la Biosfera desde 1986, Parque Natural desde 1989, Parque Nacional desde 1999, Red Natura 2000 desde 2007, Zona de Especial Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves resguardan la biodiversidad de Sierra Nevada, que alberga 80 especies endémicas. No obstante, el deseo de expandir las pistas de esquí ha llevado a Cetursa a proponer la construcción de dos telesquíes llamados "El Puente" y una nueva línea de producción de nieve artificial, con una inversión de 2,5 millones de euros.

El impacto ambiental de estos proyectos es evidente. Se espera que afecten a especies de flora y fauna endémicas, algunas de las cuales están protegidas por estatus especial. Además, el aumento en la producción de nieve artificial implica un consumo significativo de agua y energía, generando emisiones de CO2 que contradicen los objetivos medioambientales de la Unión Europea.

Cetursa argumenta que los nuevos cañones son más eficientes, pero la solicitud de aumento de la concesión de agua contradice este mensaje. En un contexto de sequía, la empresa busca incrementar la capacidad de producción de nieve, ignorando las advertencias sobre el bajo nivel de los embalses en Andalucía.

Izquierda Unida ha llevado estas preocupaciones a la Comisión Europea, instando a su eurodiputado Manu Pineda a plantear preguntas en el Parlamento Europeo. La contradicción entre el uso irresponsable del agua por parte de Cetursa y la necesidad de preservar este ecosistema único genera una preocupación creciente.

En conclusión, hay que dar salida a un dilema crítico. La estación de esquí de Sierra Nevada es un activo económico esencial, pero su expansión desmedida amenaza el equilibrio entre desarrollo económico y preservación natural. La sostenibilidad debe convertirse en un compromiso real y tangible, no solo una palabra vacía. Hay que repensar la gestión de la estación, priorizando la modernización de infraestructuras existentes, reutilización del agua tratada para la producción de nieve, fomento del transporte público sostenible, y proyectos para desestacionalizar las visitas. La clave está en encontrar soluciones que beneficien tanto a la economía como al medio ambiente, preservando nuestro patrimonio natural para las generaciones futuras.