Apuesta por la radicalidad democrática y participativa hacia la militancia y hacia la sociedad, uniendo transparencia y participación

La Comisión ejecutiva de IULV-CA ha aprobado esta tarde convocar su asamblea de balance y evaluación de todo el trabajo realizado a través de un documento que se someterá a debate y que constará de tres ámbitos: institucional y político-organizativo.

La última asamblea de IULV-CA tuvo entre uno de sus acuerdos más destacados el impulso de mecanismos de participación democrática que situasen a IU en lo que considera “este nuevo tiempo político”. La Asamblea acordó entonces la celebración de una asamblea de balance en todos los ámbitos “como elemento de radicalidad democrática y participativa hacia la militancia y hacia la sociedad, uniendo transparencia y participación”.

Para ello el órgano ejecutivo ha propuesto hoy como método que en las asambleas de base se realice un debate sobre el documento, se votará favorablemente o desfavorablemente el balance presentado en el documento y se harán propuestas de mejora a la acción social e institucional.

Como calendario, tras la aprobación de esta iniciativa, el día 24 de noviembre se aprobará el documento a debate, el modelo de acta, de la comisión plural de redacción y del reparto de delegados por territorios y áreas en una dirección colegiada.

Desde el 25 de noviembre hasta el 16 de diciembre se celebrarán las asambleas de base para el debate y votación de documentos, elección de delegados y elevación de propuestas de mejora.

Entre el 17 y el 19 de diciembre se elaborará la síntesis de las propuestas que hayan emanado de las asambleas y ya el día 21 se celebrará la asamblea de balance.

El órgano ejecutivo de IU en Andalucía considera que “la tensión entre nuestra aspiración a convertirnos en una organización de nuevo tipo, a la que denominamos movimiento político y social y la práctica cotidiana con claro predominio de lo institucional, ha marcado nuestros debates organizativos”. Por ello, recuerda que la última asamblea de IULV-CA acordó que dicha tensión “debía ser resuelta a favor de organizar la rebelión democrática, lo que nos llevó a entender que nuestra práctica diaria debía supeditarse a acumulación de fuerzas desde la movilización y contribuir, así, a la construcción de un bloque político y social que, con vocación mayoritaria, sea capaz de disputar la hegemonía cultural y el poder económico y político a la oligarquía y el bipartidismo”.